martes, 24 de mayo de 2011

Me aconseja que me muera.

Da por seguro que haré lo que él quiera, aunque no sé ni su nombre. Le echo mucho de menos, joder. Esto es como morirse solo en una habitación sin ventanas y sin más ruido que el de tu tráquea que se atasca. Él pone carita de pena cuando aparezco, pero también cuando me voy. Quisiera sentarme a su lado y decirle que ya he llegado, que qué tal el día y que si no está cansado ni de los acordes ni de mis aplausos que toqué otra vez. Y cada susurro cantado, que emite a menos de 2 metros de mí, me rompe. Los dos sentados, rodeados, nuestros ojos en sus manos que se mueven haciendo del ruido sonido. Su cabeza de vez en cuando se gira y sonríe cómplice a su hermano.

Sigue con tu guitarra, mi desconocido, yo solo pensaré en lo que hagas o digas, solo calcularé el momento exacto en el que respiras, la siguiente escena de la película...

No hay comentarios:

Publicar un comentario